Estudié Antropología y soy autora de dos libros que hablan de simbolismo, de rituales, de herbolaria y de curanderos indígenas en México. Desde siempre, me han interesado los principios de la medicina ancestral y las terapias alternativas que conciben el funcionamiento del cuerpo desde un punto de vista holístico, así como hacen los pueblos originarios.

Amantia es un proyecto que construyo a partir de mi convicción de ejercer decisiones conscientes con respecto a lo que consumimos, por nuestro bienestar y el de nuestra Madre Tierra.

Desde pequeña tuve dermatitis y consulté a muchos dermatólogos que sólo me aplicaban cremas. La dermatitis se hizo intermitente: se iba por un par de semanas y luego regresaba, y así fue hasta que a mis 37 años me diagnosticaron autoinmunidad. La propuesta de los médicos fue hacer una biopsia y recetarme medicamentos desastrosos, de esos que no sabes si resulta peor el remedio o la enfermedad.  

Todo este proceso hizo que mi atención y mis acciones se centraran en el bienestar de mi cuerpo. Por suerte, mi trabajo de campo como antropóloga me abrió un camino hacia algunas medicinas tradicionales; además consulté libros y especialistas en terapias alternativas que enriquecieron mucho mi visión. Y descubrí algo que se dice mucho y con mucha simpleza pero que es en verdad muy profundo: que la nutrición es crucial para nuestra salud, tanto para mejorarla como para lo contrario. Me hice consciente de mis alimentos y esto naturalmente me llevó a ampliar mi perspectiva respecto, de entrada, a los productos de cuidado personal que uso y, gradualmente, hacia todo aquello que consumo, evaluando el impacto que tiene tanto en mí como en el planeta.

La dermatitis desapareció cuando eliminé los lácteos de mi dieta, y encontré que si además descartaba los granos, hacía ejercicio, dormía bien, usaba productos saludables y mitigaba mi estrés, no era necesario usar ningún medicamento desastroso. Así, asumiendo la responsabilidad de mi salud y con mucha disciplina personal, logré que mis síntomas agudos fueran cosa del pasado. Pero, sobre todo, gracias a esta oportunidad obtuve el regalo de aprender a escuchar la sabiduría de mi cuerpo y de las plantas que la Madre Tierra nos regala.

Esta es la historia que me ha llevado a diseñar estos productos de cuidado personal. Poco a poco, voy elaborando fórmulas que son buenas para mí y para mi familia. Mi punto de referencia es que si los productos que hago son seguros para llevarlos a mi boca, entonces son seguros para untarlos en mi piel.

Amantia se fabrica amorosamente en una botica artesanal y está pensada en todas aquellas personas que, como yo, deciden usar una cosmética natural y consciente.

Espero de todo corazón que estos productos te sirvan, te deleiten y los disfrutes, con confianza y en armonía con lo que la Madre Tierra nos ofrece.